La migración, como la mayoría de los acontecimientos de la vida, estos juntos poseen una serie de ventajas y de beneficios tales como: el acceso a nuevas oportunidades, educación, empleo, bienestar etc. pero con ellas también se presentan un conjunto de dificultades de tensiones, situaciones de esfuerzo mayor. La migración tendría una parte problemática, un lado oscuro, al que se denomina estrés o duelo migratorio.
Desde esta perspectiva, es importante reseñar que no es adecuado plantear la ecuación migración = duelo migratorio, ya que supondría negar la existencia de toda una serie de aspectos positivos en la migración, la existencia de beneficios. La migración es muchas veces más una solución que un problema. Pero es una solución que encierra, a su vez, su parte de problema. Sin embargo, tal como señalaremos, el duelo migratorio es un duelo complejo y, en bastantes momentos, difícil, sobre todo si las circunstancias personales o sociales del inmigrante son problemáticas hasta el punto que pueden llegar a desestructurar al sujeto.
Descendemos de seres que han emigrado con éxito muchas veces a lo largo del proceso evolutivo y, desde esta perspectiva, se considera que la migración no es, en sí misma, una causa de trastorno mental, sino un factor de riesgo tan sólo si se dan las siguientes situaciones:
Si existe vulnerabilidad: el inmigrante no está sano o padece discapacidades.
Si el nivel de estressores es muy alto: el medio de acogida es hostil.
Si se dan ambas condiciones
Características del estrés y el duelo migratorio: El estrés y el duelo migratorio poseen características específicas que lo diferencian de otros duelos, fundamentalmente la muerte de un ser querido, y que vamos a analizar a continuación teniendo como referente la perspectiva de sus repercusiones en la exclusión social.
Características específicas del estrés y el duelo migratorio:
Es un duelo parcial.
Es un duelo recurrente.
Es un duelo vinculado a aspectos infantiles muy arraigados.
Es un duelo múltiple (los siete duelos de la migración).
Da lugar a cambios en la identidad.
Entre otros, pero dando el conocimiento los antes mencionados son los mas atenuantes.
El síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (síndrome de Ulises):
“y Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del mar, consumiéndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar estéril, llorando incansablemente...”
(Odisea, canto V, 150)
Los estresores más importantes son: la separación forzada de los seres queridos, que supone una ruptura del instinto del apego; el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades; la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir); y el miedo, el terror que viven en los viajes migratorios (pateras, ir escondidos en camiones), las amenazas de las mafias, de la detención y la expulsión, o la indefensión por carecer de derechos.
Emigrar se está convirtiendo hoy para millones de personas en un proceso que implica unos niveles de estrés tan intensos que llegan a superar la capacidad de adaptación de los seres humanos. Estas personas sufren el riesgo de padecer el síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple, o síndrome de Ulises (haciendo mención al héroe griego que padeció innumerables adversidades y peligros lejos de sus seres queridos). Sin embargo, paradójicamente, hoy sabemos que la capacidad de emigrar constituye uno de los rasgos distintivos de nuestra especie y se halla en la base de nuestro gran éxito evolutivo (Science, 2003).
Diagnóstico diferencial: el síndrome de Ulises no es una enfermedad, se ubica en el ámbito de la salud mental, que es más amplio que el ámbito de la psicopatología El síndrome de Ulises es un cuadro reactivo de estrés ante situaciones de duelo migratorio extremo que no pueden ser elaboradas.
Consideramos que plantear la denominación ‘síndrome de Ulises’ contribuye a evitar que estos inmigrantes, por no existir un concepto para su problemática, sean víctimas:
De la desvalorización de sus padecimientos, que se les diga que no tienen nada, a pesar de padecer a veces hasta diez síntomas.
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