Autora: Ivelisse Ginorio, Estudiante de Maestría en Trabajo Social Clínico de la Universidad Ana G. Mendez Online Campus
La definición de la Organización Mundial de la Salud considera la salud como bienestar físico, psíquico y social, y no solamente como ausencia de enfermedades, incluyendo, por tanto, un componente subjetivo que hemos de tener en cuenta al abordar este tema. Consideramos que la salud mental está relacionada con nuestra forma de vivir, de alimentarnos y cuidarnos, con nuestra vivienda, nuestro trabajo, con la manera en que experimentamos nuestras relaciones y afectos. Con lo que sentimos hacia nosotras mismas, con nuestros proyectos y actividades, nuestro modo de disfrutar y de percibir el mundo, de afrontar los problemas y conflictos que conlleva vivir.
Sin embargo, a partir de los estudios, investigaciones y la experiencia se han realizado, se puede entender que entre las mujeres se observa una mayor prevalencia de depresiones, ansiedad, somatizaciones y trastornos del comportamiento alimentario que está condicionado por los factores psicosociales de género. Asimismo, podemos observar que ha aumentado el número de mujeres que padecemos estrés.
La imagen social de las mujeres en nuestra sociedad
Ser mujer en nuestra sociedad no significa lo mismo para todas. Vivimos en un mundo cuya realidad es diversa y que depende de nuestro entorno, nuestras posibilidades económicas, edad, educación, trabajo… Pero incluso teniendo esto en cuenta, podemos hablar de sentimientos, experiencias y situaciones comunes que compartimos como mujeres. Hace
solamente algunos años, ser mujer significaba dedicarnos únicamente al cuidado de la familia. No había muchas posibilidades de elegir y decidir sobre nuestra propia forma de vida. La interiorización de las normas sociales y los valores culturales sobre cómo debemos ser, sentir y comportarnos las mujeres, a veces se transforman en barreras psicológicas que nos impiden sentirnos bien y ser más libres para decidir sobre nuestra vida.
Sin embargo, las mujeres hemos realizado importantes cambios personales y colectivos. Hemos accedido en mayor medida a la educación y cada vez más mujeres nos planteamos conseguir un empleo y una independencia económica. Estamos modificando la forma de vivir la maternidad, las relaciones de pareja, la sexualidad, la vida cotidiana, cambiando valores y actitudes. Realizar estos cambios personales y sociales, puede suponer un esfuerzo que nos genera tensión psicológica. No cumplir los modelos ideales establecidos puede provocar críticas de las personas de nuestro entorno, que, a veces, nos hacen sentirnos culpables e inseguras. Parece que las grandes beneficiadas de esta transformación somos las mujeres, pues con ella ganamos en libertad y autonomía, tenemos más posibilidades de realización, más opciones, mayor capacidad de decisión.
La vida cotidiana de las mujeres
Algunas mujeres dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo al trabajo doméstico. Este trabajo puede generar aislamiento social e insatisfacción, ya que es un quehacer repetitivo y monótono, no tiene horario, ni vacaciones y deja poco tiempo para otras actividades. Asumir el rol de ama de casa, implica la responsabilidad de la educación de las hijas e hijos, velar por el bienestar y la salud de toda la familia. Necesitamos un proyecto de vida propio que no esté en función de las personas que nos rodean. No existir únicamente como “hija de…”, “mujer de…” o “madre de…” sino tener motivaciones, deseos propios, tiempo para relacionarnos, poder tomar decisiones y dirigir nuestra vida de manera que estemos satisfechas y tengamos ilusiones cotidianamente. Las mujeres que tenemos un empleo solemos valorarlo como algo positivo para nuestra salud, ya que nos puede facilitar relacionarnos y ser más independientes económicamente. Sin embargo, hay puestos que solamente nos aportan la retribución económica y pueden suponernos mayor cansancio y tensión.
A pesar de esta sobrecarga, tenemos una mayor autonomía que nos ayuda a negociar el reparto de trabajo del hogar y a vivir relaciones más igualitarias. Si centramos nuestra vida y nuestras expectativas de realización personal únicamente en el cuidado de la familia o en el desarrollo profesional nos hace perdernos otros aspectos muy importantes de la vida y puede perjudicarnos.
En los momentos de crisis, problemas y dificultades, el apoyo y la compañía de nuestras amigas suponen una gran ayuda. También el participar en actividades comunitarias de nuestro barrio, en organizaciones sociales y políticas, en asociaciones de mujeres, culturales, artísticas o de ocio. Recuerda que….
Poner un horario al trabajo doméstico nos permite tener tiempo para realizar actividades, formarnos, relacionarnos, divertirnos…
Compartir responsabilidades con la pareja e involucrar a las hijas e hijos y mayores de la casa en las tareas según su edad y capacidad.
Cuando tengamos que cuidar de otras personas de la familia, personas mayores o enfermas, debemos plantearnos el buscar ayuda en quienes nos rodean para compartir la atención que requieren, así como informarnos de las prestaciones sociales a las que podemos acceder.
Necesitamos cambiar nuestras actitudes y la organización de la vida laboral, social y familiar para que podamos desarrollar y disfrutar de diferentes facetas de nuestra vida, así como de nuestro tiempo personal.
Imagen corporal
Con nuestro cuerpo nos comunicamos y expresamos, sentimos placer y dolor, nos emocionamos, pensamos, imaginamos, gozamos del movimiento, trabajamos y una larga lista de cosas que podemos continuar.
Recuerda que…. Aceptar, disfrutar y valorar nuestro cuerpo es necesario para sentirnos bien: escuchar nuestro cuerpo para saber cómo nos sentimos y qué necesitamos.
No poner tantas expectativas en nuestro aspecto físico: hay otras maneras de conseguir aceptación personal o éxito profesional.
Compartir nuestros sentimientos, preocupaciones y deseos con personas que nos ayuden en nuestro crecimiento personal y nos hagan sentirnos queridas y valoradas.
Realizar ejercicio físico como posibilidad de disfrutar, divertirnos y no exclusivamente como un sacrificio para mantener una figura delgada
Nuestra sexualidad
La sexualidad es una potencial fuente de placer, comunicación, creatividad... Tenemos una gran capacidad para poder disfrutar de nuestras sensaciones. La sexualidad no es sólo penetración, es disfrutar de las caricias, sentir el calor del otro cuerpo, sentir el nuestro. El coito es sólo una de las posibilidades y no necesariamente la más placentera. Es conveniente que reflexionemos y nos preguntemos qué es lo que deseamos y nos comuniquemos con nuestra pareja.
Es importante saber conocernos a nosotras mismas y reconocer cuando podemos enfrentar situaciones conflictivas que nos permitan ser desarrollar nuestras tarea cotidianas o laborales. Cuidar nuestro estado físico, mental nos brinda una mejor calidad de vida.
Video: https://youtu.be/z6SAkO0oxvg
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