Los Trastornos Generalizados del Desarrollo también llamados Trastornos del Espectro del Autismo son un conjunto de alteraciones del sistema nervioso central cuyo inicio se da en la infancia. Aunque el Autismo puede diagnosticarse a cualquier edad, generalmente los síntomas aparecen durante los primeros años de vida. Más exactamente, los niños que lo padecen desarrollan un incorrecto funcionamiento neuronal que provoca una falta de habilidades en la interacción social, la comunicación, y patrones de comportamiento e intereses restringidos, repetitivos y estereotipados; limitando así su desempeño normal en la actividad diaria y en todos los contextos en los que se desenvuelve su vida.
Se utiliza el término “espectro” para describir el autismo porque existe una amplia variación en el tipo y la gravedad de los síntomas que experimentan las personas con esos trastornos. Según la intensidad de las limitaciones o alteraciones que presente en niño en diversas áreas del desarrollo lo pueden llevar a presentar ciertos desafíos y dificultades en el proceso de alimentación, los cuales han de ser objeto de intervención temprana de modo de evitar establecimiento de patrones inadecuados que pudieran repercutir negativamente en la nutrición del niño.
Desafíos en la Alimentación de Niños con TEA
La alimentación en los menores además de buscar el crecimiento y evitar la malnutrición y problemas de salud, también busca optimizar el desarrollo madurativo, además de fomentar hábitos alimentarios saludables y prevenir enfermedades futuras, en la medida de lo posible.
Se calcula que el 90% de los niños con TEA presenta algún tipo de limitación o desafío en cuanto a su alimentación se refiere, pudiendo presentar una o varias de las siguientes dificultades.
Intolerancia o hipersensibilidad a los alimentos:
Algunos niños con TEA pueden presentar intolerancia o alergias a algunos alimentos. Para ello se recomienda que lleves un registro de los alimentos que le das y estar atento a las reacciones o cambios que estos puedan ocasionar en el niño (alteraciones en la piel, prurito, agitación, irritabilidad, alteraciones de sueño) y se recomienda hacer la evaluación con el medico correspondiente y así hacer un adecuado diagnóstico y su control.
Como efecto secundario a alguna medicación y en los casos donde el niño come muy poco y el estómago se llena de gases, consume poca fibra (falta de una dieta variada), no mastica los alimentos o ingiere productos no alimenticios ya que presentan “conducta de pica”. Pueden presentar signos de malestares digestivos como reflujo, estreñimiento, dolor abdominal, vomito.
En muchas ocasiones los niños/as con autismo tienen niveles altos de metales pesados en su organismo como puede ser el mercurio o el arsénico. También pueden padecer infecciones de diversa tipología como la Candidiasis y esto limita la ingesta de alimentos y les produce malestar digestivo.
Problemas para tolerar alimentos sólidos:
Muchos niños con autismo no comienzan a tolerar los alimentos sólidos hasta muy tarde. De hecho, hay niños con autismo que no toman alimentos sólidos hasta los 8 años aproximadamente. Hasta entonces, se alimentan con purés y alimentos líquidos o de texturas mucho menos densas. El cambio a la masticación y a las nuevas texturas conlleva un aumento del tono muscular orofacial (boca y cara) y un manejo correcto mandibular y de la dentición que conviene ejercitar para aumentar la ingesta de un mayor número de alimentos y evitar así otros problemas como el estreñimiento.
Hiperselectividad de los alimentos:
La tolerancia únicamente de ciertos alimentos con una textura específica, unos olores determinados, un sonido en la masticación característico, una consistencia específica, etc. pueden hacer que los alimentos que acepta el niño sean muy reducidos.
Hipersensibilidad a los estímulos:
Los niños con TEA pueden tener trastornos sensoriales tanto hiper (aumento) como hipo (disminuido) el sentido y esto puede ocasionar algunas dificultades como, alteraciones en el gusto harán que algunos sabores resulten desagradables, los sonidos pueden resultar siendo tan intensos que causen dolor ocasionando rechazo por alimentos crujientes o chiclosos al masticar, alteraciones del tacto les pueden resultar molestas con alimentos granulosos por ejemplo, bien sea al sentirlos en su boca o al tocarlos, la forma de presentación de los alimentos, así como la propia forma y color de estos, pueden ser una causa de rechazo o aceptación de determinados alimentos y en cuanto al olfato los niños pueden notar a veces ciertos olores de la comida que para otras personas nos resultarían prácticamente imperceptibles.
Algunos consejos Básicos
La evaluación medica de tu niño y descartar cualquier tipo de alergia, infección o problema gastrointestinal de manos de un profesional, resultara de gran apoyo.
Analiza su perfil sensorial, observa e identifica que alimentos rechaza el niño y porque, de este modo podrás incluso con ayuda del terapeuta identificar sus preferencias y/o limitaciones en cuanto a las sensaciones y elegir opciones que le resulten agradables. Nunca le obligues a comer un alimento que rechaza.
Establece una rutina para las diferentes comidas, esto ayudara al niño a anticipar la actividad que viene y sentirse mas calmado y receptivo ante un evento que puede ser predecible y conocido para el, crea un ambiente cómodo para el y un espacio que el reconozca como el del momento agradable de alimentarse, pero sin distracciones como TV, video juegos, juguetes. Es aconsejable que sea un lugar que permita el movimiento en caso de que desee levantarse y moverse.
Utiliza Apoyos visuales y establece una rutina muy motivadora para después de comer. Coloca un pictograma, palabra o imagen en la zona o espacio de la rutina de comer. En la mesa es un buen lugar o incluso en su silla, la cual puedes señalizar también poniendo su foto. Puedes elaborar un pequeño panel 1-2 donde que le informe lo que va a comer y que le toca inmediatamente después.
Cuando comiences con la “nueva rutina de comer” es importante que al principio solo le ofrezcamos alimentos que le gustan. Luego vamos introduciendo nuevos alimentos en pequeñas cantidades con los alimentos que mas le gusten y observar la reacción, sin forzarlo ni regañarle, ya que la idea es lograr que comer sea una experiencia placentera y que no se asocie a un momento de tensión.
Es necesario tener mucha paciencia, ya que este proceso en niños con TEA puede ser muy lento, podemos intentar sustituir los alimentos que el niño rechaza por otro de similar valor nutricional, o si por ejemplo
el rechazo es por el color se puede intentar camuflarlos con alimentos de otro color. Sin embargo, es importante tener en cuenta no camuflar un alimento que rechaza con uno que le gusta y come; ya corremos el riesgo que entonces rechace este último al asociarlo con ese evento desagradable para él.
Muchas personas piensan que la enfermedad Celiaca o intolerancia al gluten tiene relación con el Autismo, sin embargo, la evidencia científica hasta el momento demuestra que no es así, sin embargo, en algunos casos una dieta libre de gluten puede favorecer a una mejor digestión y tolerancia de los alimentos en algunos casos, pero está en relación con otros trastornos digestivos secundarios que se pueden desarrollar en los niños con TEA.
Evitar el azúcar refinada o alimentos ultra procesados es recomendable debido a que existe suficiente evidencia científica de como el azúcar afecta el cerebro y las conductas de los niños en general, siendo más sensible y perceptibles sus efectos en los niños con TEA.
Es importante tener en cuenta que cada niño es único e individual, pero estos pasos te ayudaran a tener una orientación de cómo iniciar a abordar o identificar algunas de estas limitaciones en la alimentación.
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